— No es posible adentrarse en el agua por culpa de los monstruos. Será mejor que tengas cuidado.
— Esa maldita sierpe ha hecho trizas casi todos nuestros botes. Me preocupan los botes… aunque se pueden arreglar o construir de nuevo. Ahora hay otras cuestiones más apremiantes que pescar.
— ¿Arisen, dices? ¿Eso significa que abandonas la vida de marinero?
— Si el jefe no ha intentado detenerte, yo tampoco… De tanto hablar de dragones y catástrofes, la gente se está volviendo loca. En épocas así, la gente debe sacar aplomo y vivir la vida como siempre.
Después de completar Que le corten la cabeza:
— Imagino que la gente de la capital se pasa el día mirando al cielo a ver si viene la sierpe, ¿no?
— Como he dicho antes: con los tiempos que corren, no se gana nada preocupándose.
Durante La curiosidad mató al gato:
— Valmiro, ¿eh? No lo he visto hoy, pero no hace mucho hablamos de criaturas marinas. Bueno, la verdad es que fue él quien habló. Yo me limité a hacer como que escuchaba. Tal vez encontréis al muchacho en la orilla del mar. Apostaría a que merece la pena probar allí.
— No lo digo por ti, que conste... Pero Elonzo se ha acobardado desde aquel día en la orilla. Está asustadizo. No ha hecho nada decente en el trabajo desde entonces.
— Elonzo prometía como carpintero de ribera antes de que el dragón viniese.